“Nada de lo que sucede se olvida jamás, aunque tú no puedas recordarlo”-
Zeniba
El viaje de Chihiro es, sin lugar a dudas, una de
las películas que más ha marcado a la generación de los 90s, y que cualquiera
que la haya visto recordará ese momento como una experiencia mágica.
Hayao Miyazaki es conocido mundialmente como una de
las mentes más brillantes del cine de animación, por la delicadeza de sus
escenarios, la fluidez de los gestos y la magia que desprende el uso de colores
y brillos en sus obras. En esta película, Miyazaki empleó todas sus técnicas para
trasladarnos a un reino espiritual muy mágico, lleno de criaturas de folclore
japonés con un aspecto muy único que nos otorga un diseño de personajes muy
basto y variado. Sumado a esto, la banda sonora de Joe Hisaish, uno de los
compositores más importantes de todo oriente, encaja perfecto con este mundo mágico
al que somos transportados visualmente, lo que da como resultado una obra
excepcional en el aspecto técnico.
En la película nos cuentan la historia de Chihiro,
una niña que se está mudando con sus padres a otra ciudad; pero un pequeño
desvío los llevará al reino de los espíritus. Pronto sus padres son
transformados en cerdos y ella tiene que buscar la manera de retornarlos a su
forma humana y salir de ese mundo. Para ello, tiene que hacer un trato poniendo
en juego su nombre para comenzar a trabajar en este mundo, y obtiene un trabajo
de ayudante en unas aguas termales donde se reúnen millones de dioses. Pero hay
algo que es muy importante en todo esto, y es que no debe olvidar su verdadero
nombre, porque es lo que mantiene su identidad, y lo único que le permitirá
salir de este mundo.
La historia puede ser vista como una gran alegoría
al paso de niño a adulto, en donde comienzas a tener responsabilidades y tienes
que afrontar cada problema por ti mismo, pese al hecho de que siempre habrá
personas apoyándote para que lo logres.
Chihiro es una niña muy real, que tiene miedo de lo
desconocido y llora cuando se siente insegura; poco a poco va conociendo
personajes que la ayudan a sobrevivir en este mundo, los cuales están
gobernados por una bruja “malvada”, que ha construido una pequeña utopía
impulsada por su ambición y codicia.
Cada tema de la película es contado con mucha
creatividad, el bien y el mal resulta algo ambiguo, y el argumento está lleno
de misterios que nos harán mantenernos atentos a todo el trasfondo dramático de
la película. Al final, puedes notar el cambio que ha tenido la protagonista, se
ha vuelto una chica fuerte, que se preocupa por sus amigos y es capaz de dar la
cara por ellos. Además ha tenido un efecto positivo en los demás personajes,
quizás recordándoles algo que muchos habían olvidado, su “humanidad”.
Estudio Ghibli tiene algo especial, y es que logra
hacernos sentir como si volviésemos a ser niños mientras vemos una de sus
obras, nos dejan encantados con la simpatía que transmiten como si de un
hechizo se tratara, y no podemos más que fascinarnos con cada detalle que
encontramos. Aquellos que no hayan tenido la oportunidad de ver esta película
todavía están a tiempo de disfrutar de una de las experiencias más agradables
del cine de animación, una aventura mágica contada de una forma divertida e
interesante que te dejará con ganas de ver más películas de este gran estudio.
Nota: 9.5/10
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